Las nuevas tecnologías pueden ayudar a reducir costes y rebajar los tiempos de resolución. Sin
embargo, esta integración no debe incumplir las normativas o tener una influencia sobre las decisiones.
Es esencial que jueces, fiscales y abogados participen en la creación de las nuevas herramientas España va a crear un sistema de avisos, vía SMS, para comunicar las fechas de los juicios.
Investigación y adecuación a las normas.
El ‘Laboratorio sobre la ciberjusticia’ de la Universidad de Montreal es un ejemplo único en el mundo. Por un lado, estudia las diferentes iniciativas que se han llevado a cabo en el mundo, desarrollan los casos de éxito y estudian los errores y obstáculos que impidieron que ciertos proyectos no llegaran a buen puerto, para buscar una solución.
Por el otro lado, también tiene un objetivo tecnico-jurídico a través del cual se desarrollan aplicaciones y programas, en código abierto, para que sean utilizados en los tribunales.
Entre las investigaciones más avanzadas está el proyecto PARLe, un acrónimo de una plataforma de ayuda a la resolución de conflictos online. “Los problemas legales que nacen en la Red deben encontrar su solución en el mismo medio y eso es lo que pretende hacer esta aplicación web de mediación”, explica Karim Benyekhlef.
Otro sistema desarrollado por el Laboratorio es el ISA (Interfaz de sala de audiencia), que permite a todos los actores presentes en el tribunal –jueces y abogados– acceder a través de una tableta o un ‘smartphone’ a las pruebas que quieran mostrar a lo largo del juicio.
Este departamento de la Universidad de Montreal también está desarrollando un calendario interactivo para que todos los actores de un juicio puedan ponerse de acuerdo sobre la fecha de un juicio V. Moreno. Madrid
La lentitud, la escasez de medios, el elevado coste y la burocratización extrema son algunos de los problemas a los que se enfrenta diariamente la Administración de Justicia y los ciudadanos. Frente a este dilema, son muchos los que creen que la integración efectiva de la tecnología en este sector –lo que ha pasado a denominarse la ciberjusticia–, acabaría con todos estos males.
Aunque resulta evidente que estas nuevas herramientas podrían generar mejoras, los expertos también aseguran que pueden tener inconvenientes.
“La integración de la tecnología no es la solución a los problemas endémicos de la Justicia, pero sí es una parte de la respuesta.
Sin embargo,este cambio no debe hacerse a la ligera. Es importante realizar estudios para verificar a priori si servirá para rebajar los costes, los tiempos de resolución y mejorar la efectividad del trabajo jurídico”, explica Karim Benyekhlef, director del Laboratorio sobre la ciberjusticia de la Universidad de Montreal.